Vaya por delante que este es un post fallido.
Pido perdón a Joan Girons, de Fujifilm, que amablemente nos prestó los nuevos objetivos de Fujifilm, el superangular XF 10-24mm F4 y el tele corto XF 56mm F1.2 R para que los probara.
Y los he probado, lo prometo. Salí a la calle a primera hora de un sábado radiante. Caminé hasta encontrar una zona con espacios abiertos. Previamente había mirado la agenda cultural en el periódico para localizar alguna actividad en la que pudiera haber los siempre fotogénicos niños. Por la noche me subí con el trípode a la azotea de mi casa. Disparé en situaciones comprometidas para las ópticas angulares buscando flares, repetí tomas a diferentes diafragmas y focales…
En fin, todos los estándares que recordaba de las muchas pruebas de objetivos que he leído durante años.
Pero Joan, lo siento, cometiste un grave error, acompañar las dos ópticas de un cuerpo de Fujifilm X-T1.
No es una comparación proporcionada, lo reconozco, pero sí bastante gráfica. Imagina que tienes que probar unos magníficos guantes de invierno para moto. Son estupendos, se adaptan a la mano perfectamente, tienen refuerzos de aluminio que te protegerían las zonas importantes de la mano en una hipotética caída. Buena sensibilidad y agarre. Sistema de calefacción integrado y con buena autonomía de batería.
Pero para que pruebes los guantes te prestan todo un fin de semana una Honda CBR-1000RR.
¿Cuánto tardarás en olvidarte los estupendos guantes y disfrutar de la superdeportiva? Poco, ¿verdad?
Pues eso me ha pasado a mí con los dos objetivos de Fujifilm.
Fue montar el XF10-24 en la X-T1, mirar por el visor electrónico por primera vez y empezar a enamorarme de esta cámara.
Siempre he defendido los visores ópticos frente a los electrónicos pero la calidad y rapidez del visor de la X-T1 me ha dejado sin casi ningún argumento para continuar haciéndolo.
La rapidez del AF no era nada determinante para la prueba de las ópticas pero por casualidad, casi sin querer, enfoqué con el 56mm montado en la cámara a una moto que pasó a unos 20m de mí a buena velocidad.
¡Demonios, qué velocidad de autofoco!
Inmediatamente pongo modo AF CH (continuo alta velocidad) y prioridad AF-C Enfoque y a fusilar a ráfagas a todo lo que se moviera en la rotonda de la Plaça de Espanya. Resultado, un porcentaje de fotos a foco que pocas de las cámaras que he probado son capaces de conseguir.
La ergonomía, con la empuñadura VG-XT1, es…
No. Basta.
Fujifilm XF10-24mm F4 y XF56mm F1.2 R
Ambos han colmado con creces las expectativas generadas en lecturas de pruebas más técnicas de prensa especializada.
Muy buen resultado del sistema de corrección de la difracción óptica de Fujifilm, el Lens Modulation Optimiser (LMO) que corrige electrónicamente y en función del objetivo montado en la cámara (siempre que sea un Fujifilm XF, claro está) la inevitable difracción óptica. Viñeteo increíblemente ligero para un zoom tan angular.
Espectacular definición y contraste del 56mm a diafragmas medios (F5.6-F8) y más que notable a plena abertura.
Buen tamaño, muy compacto para ajustarse a las Fujfilm Serie X a las que está destinado, como la magnífica X-T1 que… ¡nooooo!
Nada, no hay manera, no lo voy a conseguir.
Mi intención era subir las pruebas que hice y que juzgarais vosotros mismos, pero resulta que Fujifilm aun no permite publicar imágenes porque las ópticas son de preserie, no las que se comercializarán…
Así que tendréis que hacer un acto de fe y creerme cuando os digo que las fotos eran de una nitidez sobresaliente, así que imaginad cómo serán las de las ópticas definitivas. En cuanto me lo permitan, las incluiré en el post para que lo comprobéis vosotros mismos.
Yo de momento voy empezando a ahorrar, ¿adivináis para qué?
- Tags: fujifilm
