Sebastião Salgado en Fotogenio 2014

Como sabéis, hemos estado en Fotogenio el pasado fin de semana, del 23 al 25 de mayo.
Había cantidad y diversidad de propuestas, a cual más interesante, pero de entre todas destacaba la ponencia de Sebastião Salgado, una auténtica leyenda viva de la fotografía.

Solo con pensar que el sábado iba a verle me emocionaba. El viernes, después de comer, entrando otra vez al recinto, rodeado de cuatro o cinco personas de la organización, le vi. Algo encorvado, pero ágil para sus 70 años, con la gorra hasta las cejas y la cabeza gacha. “¡Es él!” Les grité a mis compañeros, con comportamiento de fan adolescente.

No es que yo sea un mitómano, es al contrario, él es un mito.

La mañana del sábado pudimos verle de nuevo, con su inseparable gorra y acompañado de Gervasio Sánchez, en el buffet del hotel, el mismo en el que estábamos gran parte de los expositores del encuentro, como uno más.

Mientras comíamos el sábado, vimos que empezaba a haber revuelo y que comenzaba a formarse una gran cola. Cerca de 1000 personas fuimos a ver al Maestro, tal como le presentó Juan S.Calventus, de la organización de Fotogenio, visiblemente emocionado. Casi todos los expositores cerramos y fuimos a ver su intervención.

La charla, en un principio, fue autobiográfica, explicó cómo se hizo fotógrafo, nos habló de su ideología política, de su posicionamiento ético, de sus maestros, del sufrimiento, de lo atroz, de lo bello, de la enfermedad… Todo ello sin tapujos ni ambages, se le percibía muy sincero, muy honesto.

Después nos deleitó con un pase de su obra, de 20 minutos, donde pudimos disfrutar nuevamente de las fotografías que han hecho que sea quien es y otras no tan conocidas, pero igualmente geniales. Si mirabas las caras de los asistentes, muchos entre los que me incluyo, dejamos escapar alguna lágrima… Su discurso fue totalmente coherente con la fuerza y el dramatismo de sus imágenes.

Tras esto presentó su último trabajo, Génesis. El maestro ha estado tomando fotos y viajando durante ocho años para un trabajo que él define como “su carta de amor a la Tierra”. Nos contó que reforestando una hacienda en la selva brasileña fue recuperando su salud, como si al sanar esa parte de la Tierra se hubiese sanado a sí mismo. De esta experiencia nació el ambicioso proyecto que es Génesis.

Por cierto, explicó que la primera cámara que usó fue la de Léila, su esposa, y que también fue de ella la idea de reforestar la hacienda, así que es una señora con la que me siento en deuda.

Seguidamente volvió a proyectar un pase, esta vez sobre Génesis, igualmente espectacular.

Después contestó a preguntas que le hizo el público. Pidió que fuesen estrictamente fotográficas, debido a que estábamos entre fotógrafos.

En alguna de sus respuestas explicó que la mitad de Génesis está hecho con fotografía química y la otra mitad con fotografía digital. Dijo textualmente que con su Full Frame digital, una Canon, consigue muchísima más información que utilizando negativos de 6×6.
También explicó que dado que el grueso de su obra la ha realizado con película Kodak Tri X Pan, ahora, disparando en digital, emula el grano de esta emulsión mediante software.

Confesó haber disparado en color en sus primeros trabajos, pero aclaró que el color siempre le supuso un motivo de distracción, por ello trabajaba en blanco y negro. Habló de que no cree en las instantáneas, en fotografías sueltas, prefiere las historias.
Es por ello que no le gustaba editar diapositivas, que normalmente se enmarcaban y se separaban de las imágenes adyacentes, con lo que se perdía la contextualización, es el otro motivo que le abocó al blanco y negro.

Reveló una evidencia al decir que era muy meticuloso con la exposición y que, tanto en analógico como en digital, dedica muchas horas a la postproducción o revelado.

En su opinión cada foto debe contar una historia, por ello intenta que tengan tanta profundidad de campo, para incluir tanta información como sea posible en cada imagen.

Durante toda la charla se mostró cercano, bromeando incluso, y sin dejar de sorprendernos. Comentó que hizo unas fotos en Alaska, para el Génesis, y que una avioneta le dejaba allí durante una semana con algunos víveres y al cabo de ese tiempo pasaban a por él, no está mal para un señor de 70 añitos…

En fin todo un lujo haberle podido escuchar.

Sebastião Salgado ha sido motivo de inspiración para muchos fotógrafos, pero debería serlo para muchas personas, el nivel de compromiso en sus proyectos, la coherencia, la integridad, la búsqueda de la excelencia, la generosidad y a la vez la sencillez, son virtudes casi en desuso, que se aglutinan en este fotógrafo excepcional.

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